Motivo de consulta: Malestar general

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10 de septiembre de 2010

El otro once ese

¿Qué  no? Seguro. Todo el mundo recuerda qué estaba haciendo el once de septiembre de dos mil uno. ¿A qué sí?


A mí me pilló en pleno viaje. De hecho, cuando impactó el primer avión sobre la Torre Norte del WTC yo volaba con destino a Milán. Y luego bus hasta la estación de tren, y luego tren hasta mi lugar de curro, como becario, en Trieste.


Por aquel entonces mi italiano se reducía a chao y grache mil-le… así que os haréis una idea de lo poco que me enteré del asunto a mi llegada a la Residencia de estudiantes donde me alojé el tiempo que duró mi beca… Cuando, de camino a lo que sería mi habitación, pasé por el salón de televisión y vi a todos los universitarios pegados a la pantalla pensé: ¡pues sí que les gusta la tele a los italianos éstos!


Una vez instalado, serian las nueve de la noche, hice las llamadas de rigor para comunicarle a la familia que todo había ido bien (ay, ¡la mamma!) y entonces fue cuando me enteré, muy por encima, de lo que había ocurrido mientras yo recorría mi trayecto particular España-Italia.


Yo no vi en directo los impactos, debo ser de los pocos... aunque luego nos hemos llegado incluso a saturar de esa imagen. Tampoco vi en vivo como se derrumbaron las Torres…


¡Y ya han pasado nueve años… puff!


En los días siguientes, ya con conexión a la red y vía prensa digital, fui intentando montar el puzzle de los acontecimientos… Y todas las noches me peleaba con mi radio-despertador para sintonizar en onda media Radio Exterior de España (una afición que me venia de mi estancia en Camerun... sin internet ni móvil...), cosa que sólo conseguía cuando no estaba nublado…(entonces lo de la radio digital y los notebook no era tan fácil como ahora) y pude ir haciéndome una idea de que aquella fecha iba a cambiar muchas cosas.


Pero mentiría si dijera que presumí entonces lo que le esperaba a Irak..., o a Afganistán..., o los engorros que íbamos a sufrir desde entonces los aficionados a coger un vuelo a la menor ocasión. O que el, hasta el atentado, cuestionadisimo Bush Jr aumentaría su popularidad hasta cotas insospechadas… (qué pronto se olvidó el escándalo de esas elecciones que perdió Al Gore en el último suspiro, con toda aquella historia de los votos fantasma y los recuentos de agujeritos en las papeletas..) Y mucho menos podía imaginarme entonces que el yankofilo Ansar se iba a retratar, en 2003, en las Azores, con el dúo resplandor y el actual Presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso… Qué cosas tiene la vida…


Llegaron luego el No a la Guerra y las manis más impresionantes que he vivido (y me he tragao unas cuantas, otro manía de las mías). Y en 2004 el 11-M, que no me pilló en Madrid, pero que en solo unos meses sería mi trayecto habitual para ir al curro… Y entonces sí, manifas a corazón abierto, únicamente comparables (en mi caso, al menos) a aquel lejano 1996 en que una maldita tarde de verano los del hacha y la serpiente se volvieron aún más locos y asesinaron a sangre fría a Miguel Ángel Blanco.


Ni pensé, desde mi stanza universitaria, que España enviaría sus tropas a Afganistán como apoyo a la invasión que amparó la ONU (ese ente que nunca vale para parar guerras). Ni que el del bigote se pasara a esa misma ONU de mierda por el forro y decidiera, con toda la calle clamándole que no lo hiciera (qué delirios de grandeza los del de las 400 abdominales al día), apoyar la invasión anglo-estadounidense de Irak, enviando a nuestros soldaditos de apoyo “pacifico” en pro de la Libertad Duradera


Un despropósito de principio a fin.

Y no se me ocurrió pensar nada de aquello. Yo lo que pensé el 11-Ese es que vaya mundo de locos… y no me salió ninguna cosa más profunda… confirmando el viejo dicho: “de donde no hay, no se puede sacar”...

Y me pesaron las 3.017 victimas (sí, tres mil diecisiete, terroristas incluidos). ¿Qué  dirían si ahora pudieran opinar?


Cuántas muertes se han derivado de aquellas primeras… y, ¿para qué? ¿Acaso vivimos ahora en un mundo más seguro?


Nos dominan con el discurso del miedo, ése que los españolitos probamos en nuestros propios trenes, aquéllos que algunos aún aseguran que volaron los de la eta


Aquel atentado sesgó muchas vidas, en aquel momento y todavía hoy...

Influyó en la caída de las bolsas a nivel internacional, produjo millones de victimas colaterales, inocentes, como siempre. La exposición a los materiales de los escombros de la zona cero, incluso ahora, provoca efectos perjudiciales en muchos de los expuestos a asbesto, plomo, mercurio, hidrocarburos aromáticos y no sé cuántas mierdas más con las que se fabricaron las hasta entonces damas señoriales del sky-line neoyorkino…


George uve Doble se dio un paseo en el Air Force One, no sin antes contarles un par de estupideces a unos niños en una escuela… Y con el tiempo, nadie nos aclaro que Bin Laden (que sigue sin aparecer –sic-) tuvo el apoyo económico y logístico de la CIA, como proafgano, durante la denominada Guerra de Charles Wilson, allá por 1979.

Fueron la CIA y el gobierno norteamericano quienes, en su afán por apoyar la guerra de los afganos contra la entonces Unión Soviética, auparon al del turbante de los billetes de 500 hasta liderar la guerilla afgana antisoviética, germen de lo que luego sería Al Qaeda, y germen también de los taliban y Señores de la Geurra (¿os suenan?). Y no sólo le nutrieron de cantidades ingentes de dólares, sino que le enseñaron a financiarse y mover el dinero a través de sociedades fantasmas en paraísos fiscales, a fabricar bombas, a esconderse, a reclutar adeptos y entrenarlos, a comunicarse con mensajes cifrados…


Y de aquí a las teorías de la conspiración… especiales informativos, libros, homenajes, pelis, muertos y más muertos….un mundo de locos en el que la verdad parece difícil de alcanzar.


Y no fue hasta bastantes años después, cuando al ver el ya famoso docu de Michael Moore, Fahrenheit 9/11, y también en el más que recomendable libro “El 11-S, la verdad definitiva” (de Laura Knight-Jadczyk y Joe Quinn, publicado en España en 2007) supe de la coincidencia de fechas.


Ya hubo un once se septiembre. En 1973, el Ejercito Chileno se levantó en golpe de estado contra la democracia y el legitimo gobierno de Allende. Tampoco quedó claro si el Presidente fue asesinado o se suicidó, otra vez verdades ocultas…


Lo que si fue muy claro, y aquí os dejo, es el discurso de Salvador Allende, ya con el Palacio de La Moneda sitiado y agujereado por la aviación y los tanques…


Y cada uno que opine de esta declaración lo que le parezca. A mí, aún ahora, me conmueven su entereza, su sentido de la responsabilidad, y su defensa de la libertad. ¿Por qué tengo la sensación de que ya no quedan políticos de éstos?

http://www.youtube.com/watch?v=xZeEfXjTNu4

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