Motivo de consulta: Malestar general

AVISO: Antes de tomarte en serio algo de lo que aquí leas, recuerda que todos tenemos derecho a una segunda opinión.

26 de octubre de 2010

Escrib/v-iendo: el mundo al revés

Cuando escribo boca abajo
se me tuercen los renglones
se me carga la cabeza.
Se me tiñen las letras
de negras de rojo
y me sale el mundo al revés.

A veces quisiera ser
neozelandé(s).

imagen de google/images

24 de octubre de 2010

Hay veces en la vida

Hay veces en la vida…
Y hay vida en algunas veces…

A mí me pasa más después de una guardia dura.
Como hoy.


Cuando esta mañana aparqué la moto al llegar del Tajo (así, como el río), no tenía fuerzas ni para pedir el desayuno en el bar de la esquina. Menos mal que Mayte, la camarera, se sabe mis turnos y deduce (por el tamaño de mis ojeras) si la tostada la quiero con tomate o con tinta de calamar.
Estaba libre mi sitio de siempre, junto a la/s ventana/s. Me senté tras saludar cabeceando y puse el periódico encima de la mesa. Maté el tiempo, esperando la media de papel bien churruscada, dando vueltas (con la cucharita) al enésimo cortado que leía desde ayer. Me bebí la columna de contraportada, que es lo primero que vivo cada sábado… Sonreí. La puerta del bar pesa demasiado tras veintiséis horas sin dormir…


                                                                       * * *
¡Pim-pam-pum… ¡fuego! Aquella mujer no caminaba. ¡Desfilaba! Con su sombrero de flores, la camiseta de rayas…y la sonrisa bien puesta.
Me alegré tanto de verla como cuando cazaba atardeceres con las puertas. Como cuando los secuestradores de almas liberaron las macetas de aquella floristería. Como cuando las moscas se hartaron de cocacola. Como cuando cuando comí sobre el mantel de la Trattoria ambulante, ése de cuadros rojos (y blancos). Como cuando tuve músculo/s en la barba, de tanto pensar.
Como cuando dieron en directo, por todas las televisiones del mundo, la proeza aquélla de los mineros chilenos, que sepultaron (por corrimiento de conciencias) al presidente de su país. Y con él a todos los explotadores. Y una obra de teatro con periodistas-marioneta… Para sentirse menos anuncio…y un poquito más pobres.
Me sentí como en casa de una amiga. No; me sentí como esa vez en aquella excursión. Cuando yo casi perdí las penas y mi autobús se tuvo que pasar de pueblo para esperar(me)…
Con su sombrero de rayas y la camiseta de flores. Estaba tan guapa como la noche otra, en el bar barato, donde la gitana le escuchó los ojos y se puso a bailar. Como cuando aquel tipo chulito (tan innecesariamente in-quieto) le regaló una rosa de plástico. Como el segundo aquél en el que ella se compró el colgante de piel. Y se re-reía, sin parar de moverse… como la tarde ésa en que descubrió, entre dos paradas de metro, aquel abrazo tan libro, al lado de la casa con el sol en la puerta.

                                                                       * * *
 Lo confieso, no pude evitarlo… y le miré el culo en cuanto hubo ocasión. De los bolsillos traseros de su pantalón de algodón de azúcar asomaban, mágicamente… una cuchara y un cuchillo… de palo. Y papelitos doblados.


                                                                       * * *
Estaba post-ciosa, que es muchísimo más que pre-ciosa.
Se sentó en el bordillo de la acera. Sonrió como si aquella fuera la mayor aventura de su vida. Sacó del bolso una botella de ron. Y comenzó a canturrear, mientras aporreaba el tamborín imaginario con los dedos en el aire, dibujando libélulas… Un trago, dos, seis, ¡catorce!
Llevaba los tacones manchados de chocolate negro. Se encendió un piti, de liar(la), ¡claro! Y ¡zas! De sus orejas brotaron pajaritas de papel que hacían surf sobre hojas de árboles púrpura…entre nubes de café nespresso… a la altura del piso veintitantos.


                                                                        * * *
El espectáculo duró unos cinco minutos… y estuve lo suficientemente ágil como para sacar las fotos necesarias, con el móvil de la cámara.


                                                                         * * *
Casa: no se me van las imágenes de la cabeza… Han quedado color sepia, como a media luz… Pero no es ningún rollo obsesivo, ¡qué va! Se parece más a eso que te agarra las ganas cuando quieres un capricho y lo deseas con todas tus frases…
Como cuando llegas a casa después de una guardia de mierda y hay una carta inesperada que te asalta desde el buzón. Y se te olvida, por un buen rato, que hace cinco meses (en la guardia de ayer), se te murió aquel paciente del coma diabético…


                                                                       * * *
Y ahora, ¿qué? ¡Eh! ¿Alguien me da las instrucciones para poder dormir?




Hay veces en la vida… Y hay vida en algunas veces…
Como cuando me quedo dormido desayunando en el bar de la esquina, con el periódico entre las manos… y sueño verdades posibles.

Taim

http://www.goear.com/listen/44be8f1/time-kroke


Tiempo que pasa
¿qué pasa?
Porque el dolor permanece,
"la vida es más compleja
de lo que parece".
El calor se va,
mi frío se queda.
Salgo a por más leña

necesito un sofá con chimenea.



Moraleja:
el tiempo se puede copiar
el arte no.

19 de octubre de 2010

Imagin-ando

Y si empezamos a actuar...
¡¡¡¡¡Que se abra el telón!!!!!! Y que todos pasemos del
imagin-ando
al
actu-ando, ¿vale?

"Acompáñame, porque no es suficiente con imaginar..."


El corto de animación es un descubrimiento que me hizo Paz MorAma.
Gracias, Paz!

8 de octubre de 2010

La bruja Gloria

De flickr
Las personas felices nunca se echan las cartas.

Gloria Fuertes. Es difícil ser feliz una tarde. Ed Torremozas.

6 de octubre de 2010

Stop



 Ya quisiera yo que la foto fuera mía, per esta vez no tengo ni idea de cómo la conseguí, que me perdone el autor...

5 de octubre de 2010

Una llamada en otoño

Esta tarde llamó mi Madre: saludos mutuos, ¿qué tal el día?, ¿cómo están los niños?, ¿y Papá?..

Hizo un silencio, como un punto y aparte; y me dijo:
- "Suso, no sé... te noto muy confuso."
- "Aquí también, Mamá. Aquí también está nublado..." Y colgué.


(*)La imagen está en gogle/images

4 de octubre de 2010

Des-equilibrio


Imagen de picsdigger.com

Hace cinco años tuve un accidente. Me rompí, de un golpe, uno de los huesecillos ésos, pequeñinos, que hay en el oído. Y todo el mundo sabe que en el oído está (amén de la audición) el sentido del equilibrio.

Al principio a nadie le pareció extraño aquel deambular por la vida a tropezones, en círculo, sin ningún sentido... "Es lógico"- decían algunos.."Será por el shock"... Como aquel desequilibrio mío iba de mal en peor (aunque yo no quisiera reconocerlo...), mi Padre me llevó, obligado, al médico. "Es ansiedad... tu problema son los nervios... tu carácter..."- dijo con voz calmada aquel doctor, como queriendo transmitir tranquilidad con el diagnóstico.

Han pasado cinco años.

Y me he vuelto a dar un buen golpe. ¡Con tan mala pata! La misma fractura que entonces... en el otro oído.

¡Ya estoy desequilibrao del tó!

Iré al médico mañana mismo... pero a mí me da que esto no es cuestión de nervios, sino de trauma-tología.

3 de octubre de 2010

Dese-ando

Vivo deseando obtener la respuesta.

Es agotador... Quiero dejar de hacerme preguntas, para empezar a hacerme respuestas.

google/images
Así vivo, así ando... dese-ando.

2 de octubre de 2010

Psicobiografía pedagógica de J.M. Merchán

Lo acabo de leer en su muro del caralibro... ¡im-presionante!
"me eduqué viendo a un puñado de excombatientes de Vietnam que iban en una furgo chunguísima llena de armas, tenían orden de busca y captura, robaban aviones, desmantelaban ferreterías, la liaban parda en cada pueblo, cobraban en B y encima caían bien!!!!!"
J.M. Merchán
jfqmhbveoufy

1 de octubre de 2010

Con más esperanza que miedo

Y el deseo de no alterar el orden de los factores... no vaya a ser que la liemos:


"Dicen que a través de las palabras, el dolor se hace más tangible, que podemos mirarlo como a una criatura oscura, tanto más ajena a nosotros, cuanto más cerca la sentimos.
Pero yo siempre he creído que el dolor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, el más hondo, el más injusto.
Pasé mi vida amando a una mujer que amaba a otro, que no la amaba a ella, sino a otra mujer, de la que nunca supo si le correspondía.

Era un tiempo en el que todavía podía mirar al futuro con más esperanza que miedo."
A los que aman. Isabel Coixet.