Independientemente de mis creencias e individuales (r)evoluciones personales desde mi adolescencia, los que me conocéis bien, bien sabéis (sabéis bien... sabéis también... sabéis tan bien) de mi alejamiento de las incomprensibles (desde la razón y la lógica) posiciones de la cúpula católica. Y, por tanto,conocéis mi alejamiento en el ejercicio práctico, dogmático y confesional hasta casi la apostasía (que aún no he culminado porque incluso eso lo pone difícil la iglesia católica).
Y partiendo de esa base, pero también (o precisamente por ella) de la base del respeto a los católicos "de base" (a los de las “alturas” cada vez los respeto menos), es también manifiesta mi crítica y activa militancia anti-jerarquía católica por incoherencias y aberraciones tales como su postura "oficial" frente a la eutanasia, el aborto, la homosexualidad, los nuevos modelos de familia y, muy especialmente, su posicionamiento ante la prevención de enfermedades de transmisión sexual y el uso de anticonceptivos. En esto último soy un profesional y es mi obligación denunciar cuánto daño está produciendo el todopoderoso lobby vaticano.
Y me siento, al tiempo, también en la necesidad de reconocer públicamente cuánto beneficio aporta la "otra" iglesia. La iglesia "de abajo" (sic): esa iglesia que sigue luchando, con las botas manchadas de barro... por ejemplo en lugares en los que la prevalencia de SIDA alcanza cotas del 40% de la población total, llegando en ocasiones al 55% de la población menor de 35 años.. (el que piense que eso aqui no ocurre se equivoca, valga de muestra este botón: en 2005, por ejemplo, trabajé en el Poblado de Barranquillas en Madrid con un 23% de "residentes/resistentes" en el poblado adictos y coinfectados por VIH y el virus de la Hepatitis C... en bruto, una población de unas 800 personas... y esa realidad ocurría a tan solo 10 km de nuestro kilómetro cero...y de mi experiencia en Prisiones mejor no hablar...)
Es cierto, de la misma manera, que no reniego de la mayoría de valores morales que me inculcaron mis padres a través de "SU" iglesia. Como son verdades, también, mi pasado adolescente como catequista, mi participación activa en aquella época en las eucaristías semanales e incluso mis dudas vocacionales afortunadamente (para mí) resueltas tras mi breve paso por el Seminario de Claretianos de Loja, allá por el 1993.
Desde ese conocimiento quiero hoy opinar. Porque se enriqueció luego con mis experiencias vitales e interminables conversaciones con los Claretianos Antonio Sanjuán y Padre Diego. O con mi trabajo voluntario becado por Medicus Mundi y la Uex , donde pude conocer a, y apre(he)nder de, el Mercedario Padre Carlos, en Yaoundè (Camerún); o con la religiosa Dina Martínez (una auténtica heroína) en Kigali (Rwanda). O por mis colaboraciones con los curas rojos y teólogos de la libera(c)ción repudiados por Rouco Varela: Javi Baeza y Enrique de Castro en Entrevías, Vallekas y la cárcel de Alcalá-Meco, durante la etapa madrileña de mi biografía. Así como el ejemplo de vida de mis Padres, insisto, siempre coherentes con su fe, y en ocasiones inundados por la duda y la incomprensión ante los mensajes jerárquicos, tan irracionales como abyectos. O las vivencias y ejemplo de mis Tías Del Barco: Josefina entregada en cuerpo y alma al cuidado de ancianos imposibilitados, Concha al de deficientes mentales, Mari Carmen a la educación de los más pequeños entre los "olvidados", o Mariate y Encarni a los más marginados de los marginados en las barriadas pacenses de Cuestas de Orinaza primero y Colorines, Gurugú, El Progreso y Suerte Saavedra y Cerro de Reyes, ahora. O Marisa, que se dejó la salud (y casi la vida) en sus taitantos años en la Guinea de Macías, primero, y de Obiang, después; abandonada desde su in-dependencia de la metrópli por éste, nuestro desmemoriado país, a su triste suerte. Como también he mamado esa iglesia de la Cáritas dirigida por mi amigo y maestro José María Vega. O del trabajo con los jóvenes del Movimiento Focolar de mis Tíos Juan y Margarita...
Y de esa iglesia con minúsculas, ésa que no puedo hacer menos que respetar sincera y educadamente, incluso desde las diferencias (muchas, evidentes e irresolubles) de ésa hablo hoy. Ante ésa me descubro.
Es una pena que no pueda explicar ciertas cosas por respeto a sus deseos personales, su compromiso y el miedo a las represalias de sus incoherentes jerarcas de ultramontanas teorías y discursos irresponsables: como es obvio, los calificativos son míos.
Porque me parece justo aceptar sus elecciones personales en el ejercicio de su derecho a la libertad de culto. Pero, por otro lado, tampoco creo que sea necesario cargar las tintas en la diferencia, sino en las coincidencias. Lo importante, hoy, es que ahí siguen. Con dudas en muchas ocasiones. Con el dolor e intranquilidad que ello les supone, ahí siguen...
No por ello defiendo a la iglesia católica como conjunto; más al contrario: es la existencia de estos feligreses y religiosos críticos, de su compromiso y su fuerza, lo que me lleva a mantener mi postura de que no se deben mezclar churras con merinas. Lo que ansío es una sociedad participativa y comprometida desde el laicismo administrativo y estatal, reconocido en nuestra Constitución pero ninguneado en la práctica. Lo que deseo es la victoria e influencia de la ética social, y no de la moral religiosa, pues me siguen chirriando los proyectos de "coopera(c)ción" con tercer y cuarto mundo desde organizaciones confesionales, por su riesgo de "catequización" de la población receptora de los proyectos... una realidad también constatada en otras (menos) ocasiones.
Pero lo cortés no quita lo valiente: desde esa difícil opción personal (por confesional y jerarquizada se les presupone obdientes a la doctrina dictada por Roma con manu militari), menudo currazo que se marcan algunos jugándose incluso (amén de su vida y salud -emocional y física-) la excomunión por olvidar las "misiones evangelizadoras" y dedicarse a las misiones humanitarias. No alcanzo a comprender bien como aguantan... yo no podría, ¡bravo por ellos!(*)
Sea cómo fuere, esa otra "iglesia" (¿con "minúsculas"?), perseguida y vilipendiada por la Iglesia (¿con "mayúsculas?) merece mi aplauso, mi humilde reconocimiento y todo mi ánimo y apoyo. Y todo esto, que considero les debo desde hace mucho, hoy viene al caso por el artículo que enlazo a continuación: una "excusa"… como otra cualquiera...
(*)http://www.publico.es/espana/366708/sacerdotes-disidentes-frente-a-la-nueva-inquisicion
Chapeau.
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